miércoles, 14 de enero de 2015

El vendedor de Globos- Irene Villa

Buenos días, ¿ cómo está transcurriendo la semanita? La mía bien, sin contratiempos que eso está bien..siguiendo el curso normal...
Hoy quisiera compartir con vosotr@s una de esas historias de Irene Villa que tanto me gusta.
El vendedor de globos

'Una vez había una gran fiesta en un pueblo. Toda la gente había dejado sus trabajos y ocupaciones de cada día para reunirse en la plaza principal, en dónde estaban los juegos y los puestos de venta de cuanta cosa bonita uno pudiera imaginarse.

Los niños eran quienes gozaban con aquellos festejos populares. Había venido de lejos un circo con payasos y equilibristas, con animales amaestrados y domadores que les hacían hacer alucinantes pruebas.

También se había acercado hasta el pueblo toda clase de vendedores que ofrecían golosinas, alimentos y juguetes para que los chicos gastarán allí todo el dinero que les habían dado sus padres para la ocasión.

Entre todas estas personas había un vendedor de globos.  Los tenía de todos los colores y formas. Había algunos que se distinguían por su tamaño. Otros eran bonitos porque imitaban a algún animal conocido o extraño.

Grandes, chicos, vistosos o raros, todos los globos eran originales y ninguno se parecía a otro.. Sin embargo, eran pocas las personas que se acercaban a mirarlos, y menos aun los que compraban.

Pero se trataba de un gran vendedor. Por eso, en un momento en que toda la gente estaba ocupada en curiosear y detenerse hizo algo extraño. Tomó uno de sus mejores globos y lo soltó.

Como estaba lleno de aire muy liviano, el globo empezó a elevarse rápidamente y pronto estuvo por en cima de todo lo que había en la plaza. El cielo estaba clarito y el sol radiante de la mañana iluminaba aquel globo que trepaba y trepaba, rumbo hacía el cielo, empujado lentamente hacia el oeste por el viento quieto de aquella hora. El primer niño gritó:
- ¡ Mira mama un globo!
Inmediatamente fueron más los que lo vieron y lo señalaron. Para entonces el vendedor ya había soltado un nuevo globo de otro color y de tamaño mucho más grande. Esto hizo que practicamente todo el mundo dejara de mirar lo que estaba haciendo, y se pusiera a contemplar aquel sencillo y magnífico espectáculo de ver como un globo perseguía al otro en su subida al cielo. 

Para completar la cosa, el vendedor soltó dos globos con los mejores colores que tenía, pero atados juntos. Con esto consiguió que una tropilla de niños pequeños lo rodeara, y pidieran a gritos a sus papas que les compraran un globo como aquellos que estaban subiendo y subiendo.

Al gastar gratuitamente algunos de sus mejores globos, consiguió que la gente le valorara todos los que aún le quedaban y que eran muchos.

Porque realmente tenía globos de todas formas, tamaños y colores. En poco tiempo ya eran muchisimos los niños que paseaban con ellos , y hasta había alguno que imitando al comprador había dejado el suyo trepar en libertad por el aire.

Había allí cerca un niño negro, que con dos lagrimones en los ojos, miraba con tristeza todo aquello. Parecía como si una onda de angustia se hubiera apoderado de él. El vendedor, que era un buen hombre, se dio cuenta de ello y llamándole le ofreció un globo.

El pequeño movió la cabeza negativamente, y se rehusó a tomarlo.

- Te lo regalo, pequeño. Le dijo el hombre con cariño, insistiéndole para que lo tomara. 

Pero el niño negro, de pelo corto y ensortijado, con dos grandes ojos tristes, hizo nuevamente un ademán negativo rehusando aceptar lo que se le estaba ofreciendo.

Extrañado el buen hombre le preguntó al pequeño que era entonces lo que le entristecía. Y el negrito le contestó en forma de pregunta:

-Señor, si usted suelta ese globo negro que tiene ahí  ¿ será que sube tan alto como los otros globos de colores?

Entonces el vendedor entendió. tomó un hermosos globo negro, que nadie había comprado, y desatándolo  se lo entregó al pequeño, mientras le decía:

- Haz tu mismo la prueba. Suéltalo y veras como también tu globo sube igual que todos los demás.

Con ansiedad y esperanza el negrito soltó el globo, y su alegría fue inmensa al ver que también el suyo trepaba velozmente lo mismo que habían hecho los demás globos. Se puso a bailar, a palmotear, a reírse de puro contento y felicidad.

Entonces el vendedor, mirándolo a los ojos y acariciando su cabecita enrulada, le dijo con cariño:

- Mira pequeño, lo que hace subir a los globos no es ni la forma ni el color, sino lo que tiene adentro.

El niño sonrió con satisfacción y agradeció al vendedor y se fue saltando para confundirse con los muchachos que coloreaban el parque en aquella soleada tarde..

El vendedor le acababa de enseñar una bella lección de fraternidad: no es el cuerpo, ni el color, ni la raza, ni tampoco la posición social, ni la religión o las apariencias....es lo que está dentro de cada uno lo que le hace subir.

Irene Villa

Preciosa historia para reflexionar ¿verdad? No importa el color, importan los sentimientos lo que cada uno guarda dentro de sí . A mi a veces también me viene bien recordarlo. Ojalá hubiera muchos vendedores como este por el mundo y ojalá todos fuéramos como él.

Y ahora sí, vamos con el look de hoy. Básico pero con los complementos adecuados hacen del outfit un poco más arreglado. ¿ Os gusta? A mi me pierde esta camisa de rayas, es chulisima.









Pantalones: Stradivarius, Camisa: Bershka, Americana: Stradivarius, Bolso: Primark, Botines: Tienda Local, Gafas: Knockaround.

' Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo es despertar' A. Machado

' Ves cosas y dices ¿ Por qué? Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo  ¿ Por qué no?' G. Bernard

' Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad' Anónimo


Nos leemos el Viernes.
Besos, M.

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